En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.

Metrópolis

El concepto de metrópoli vislumbrado a principios del siglo XX, entendido como integración urbano-rural de grandes áreas polarizadas sobre uno o varios núcleos, es uno de los primeros anuncios de la nueva concepción territorial que, invirtiendo el proceso de concentración de la vida y de la actividad en la ciudad centrípeta original, se expande hacia el exterior inundando el territorio circundante.
La megalópolis -del griego, "gran ciudad"- que acuña Lewis Mumford ("The culture of cities", 1938), presenta características y desafíos nuevos derivados de la aglomeración de millones de personas en un lugar que ya no puede denominarse -ni pensarse- ciudad. Pero también derivadas de las interacciones entre sus habitantes, porque en ellas domina la interactividad sobre la actividad.

Heterotopía

Las heterotopías, el paisaje, los no lugares o una nube de tags funcionan como dispositivos, ordenan conceptos de distinta naturaleza y orden linguísitico heterogéneo. Así un conjunto de ideas aleatorias (jardines, cementerios, el teatro y el cine, ferias, asilos, burdeles, moteles, cuartos de invitados, prisiones, campamentos de vacaciones, los pueblos del Club Med, museos y bibliotecas, el barco, las colonias, el teléfono, hammams y saunas) se unifican en una imagen coherente, la heterotopía, que hace máquina y verifica el discurso.

Las heterotopías son estudiadas por la heterotopología, la nueva ciencia de los contraespacios, “los espacios absolutamente otros”, esos “espacios diferentes, esos otros lugares, esas impugnaciones míticas y reales del espacio en el que vivimos”. Los contraespacios aglutinan espacios contrapuestos que se organizan sin lógica alguna, generando “un lugar sin lugar”. El teléfono iguala los espacios de los interlocutores, el teatro y el cine espacios de percepción ambivalentes, el jardín es un micromundo aparcelado, un híbrido de espacios antagónicos, y la alfombra voladora su desplazamiento por el aire.
Foucault, el mejor de los heterotopólogos, perfila las modalidades y principios de la nueva ciencia. Los espacios utópicos flotan en la imaginación sin una ubicación espacio-temporal, las heterotopías se construyen a tiempo y espacio real, sufren de una constante transformación, nunca permanecen, se desplazan por la cartografía y fluctúan por el territorio a la par que la sociedad que las define. Son espacios de borde, del margen y periferia de la sociedad, aislados de lo real pero visibles a lo ancho y largo del territorio, como los cuartos de invitados de las casas señoriales y los moteles, un anexo independiente con sistema propio de apertura y cierre pero deslocalizado del resto.

La casa de citas “crea una ilusión que denuncia al resto de la realidad como si fuera ilusión” pero las heterotopías paradigmáticas de nuestra cultura son el museo y la biblioteca: conservan los símbolos y vestigios de todo espacio-tiempo, imprimiéndoles una cualidad atemporal. Son los espacios privilegiados de la heterotopología moderna. Detienen –eternizan- el tiempo, de ahí su carácter ucrónico –heterocrónico-. El cementerio es la heterocronía por excelencia. Para Foucault se hizo heterotopía a partir del s.XIX, cuando el cuerpo desplazó para siempre al alma y los restos mortales pasaron a la caja de souvenirs de nuestros descendientes, único recuerdo visible de nuestro viaje por la vida, revivido en la visita al cementerio, detenido y eternizado en la contemplación de la tumba, principal ‘atracción’ del parque temático que es el cementerio.

La civilización occidental está llena de barcos, los imperios navales se expandieron por el mapa y fundaron las colonias, otra impugnación de lo real que crea “otro espacio real tan perfecto, meticuloso y arreglado cuando el nuestro está desordenado, mal dispuesto y confuso”. Las colonias jesuíticas de Sudamérica, sitiadas por altos muros, se reglaban por una rígida normativa, que las aislaba del mundo exterior. Para Foucault el barco es la heterotopía por excelencia, en su desplazamiento unifica todas las modalidades de la heterotopología y alimenta la imaginación y los sueños, garantes de la buena salud social. Las heterotopías son los lugares reales donde se cumple la utopía.

Atracción

Elementos sociales, históricos, culturales y naturales apreciados por su valor turístico, foco de atracción y atención de los visitantes, presentado en secuencias durante la visita. MacCannell analiza la sociedad postindustrial (la sociedad del ocio) en clave etnográfica y diseña una etnografía de la modernidad, montada alrededor de la atracción turística, de funcionamiento análogo al simbolismo religioso de los pueblos primitivos. “La naturaleza, la historia, la cultura y los grandes hombres se están transformando de agentes de cambios en meras fuentes de inspiración: en atracciones” . Cualquier ‘establecimiento’ social (mercado, ermita, colegio) o ‘establecimiento’ doméstico (hogar), grupos (favelas de Río de Janeiro), ocupaciones (artesanos, campesinos, artistas callejeros), redes de transporte, vehículos y obras públicas (tren del sur de Tenerife) funcionan como atracción, así en una sociedad desacralizada los centros religiosos funcionan como atracciones turísticas no como focos de peregrinación. La atracción se exhibe al turista al modo de ‘vista’ y se hace espectáculo en la segunda fase (‘enmarcado’ y ‘elevación’) de la formación de la ‘vista’.

Vista

Souvenir coleccionable por toda la sociedad, así las momias o una comunidad hippie son ‘museizados’. Por el mecanismo que MacCannel denomina “sacralización de la vista”, esto es, “una actitud ritual por parte del turista”, las vistas de obligada visita actúan como elemento de atracción y sustitución del lugar (quien no ha visitado El Teide no ha visitado Tenerife, de ahí la sustitución de El Teide por Tenerife y viceversa).

Visita

“La visita turística es una especie de esfuerzo colectivo por alcanzar una trascendencia de la totalidad moderna, un modo de intentar superar la discontinuidad de la modernidad, de incorporar sus fragmentos en una experiencia unificada” (MacCannell). La fragmentación de pasado y presente se presenta a modo de una ordenada guía turística o visita guiada. De ahí que el turismo sea práctica necesaria y consecuencia directa de nuestra época. “Por supuesto, dicho esfuerzo está destinado al fracaso: en su intento por construir totalidades, celebra la diferenciación”.

Itinerario

Recorrido por el territorio que “incluye establecimientos nacionales, comerciales e industriales, ocupaciones, servicios públicos y medios de transporte, vecindarios urbanos, comunidades y miembros de subgrupos solidarios (o al menos identificables)” Los itinerarios de la sociedad norteamericana son para MacCannell extrapolables al resto del mundo. La parada obligatoria del itinerario –lugar de adquisición del souvenir- es la ‘vista’.

Marcador

Nombre, mapa, libros de historia del arte, cualquier información escrita u oral adjunta al souvenir, como el rótulo inferior de las postales, aclaración única de su naturaleza y procedencia (‘esto es’). Puede fabricarse de idéntico material, formar parte de la ‘vista’ o sustituirla (Piedra Rosetta). Su réplica y venta al turista la convierte en ‘souvenir’. Para MacCannell “el acto de la visita turística culmina cuando el turista vincula un marcador propio a la vista” en el ritual social de admiración turística. Ante la ‘vista’ exclamará: “Oh, qué cosa” y la ‘cosa’ se convertirá en ‘vista’.

Viajero vs Turista

Entre viajero y turista existe una eterna hostilidad: “El viajero estaba activo, procuraba enérgico la búsqueda de gente, de aventura, de experiencia. El turista es pasivo, espera que le ocurran cosas interesantes. Va de ‘visita turística’, espera que todo se le haga a él y para él” (Boorstin)

“La palabra turista se utiliza cada vez más como etiqueta despectiva para alguien que parece satisfecho con sus experiencias que, evidentemente, no son auténticas” . La búsqueda de la autenticidad, incentivada por la curiosidad, es la motivación primera del viajero. “La dialéctica de la autenticidad se encuentra en el núcleo de desarrollo de toda la estructura social moderna. Se manifiesta en la preocupación por la ecología, en el ataque a todo lo que sea falso, pseudo, chabacano, de mal gusto, de postín, hortera y chillón” [lo kitsch] “Tales preocupaciones conservan cierta solidaridad a nivel de la sociedad en su conjunto, como un acuerdo colectivo de que la realidad y la verdad existen en algún lugar de la sociedad y de que deberíamos tratar de encontrarlas y refinarlas” (MacCannell) Muchas veces la realidad se mixtifica para hacerla más real, más auténtica.

Podemos indagar en la génesis histórica del desprecio al turista. A finales del s.XIX nace el turista en oposición al viajero, definiéndose en su origen las dos primeras categorías del turismo contemporáneo: el guiri (turista de masas) y el mochilero (turista auténtico). Serás un viajero cuantas más vicisitudes te cruces en el camino, serás un turista si tu destino te ofrece la imagen acorde al bienestar social, la teatralización de la felicidad. El viajero ‘viaja’ solo, el turista en grupo, estableciendo una marca de distinción –distancia- económica, moral y cultural entre “yo” (viajero) y “los otros” (turistas). La obra de Julio Verne refleja la aversión finisecular de viajero y turista. Al viajero le dedica buena parte de sus Viajes Extraordinarios y al turista La vuelta al mundo en ochenta días. El progreso de las estructuras viarias y medios de transporte relativizaron el tiempo de la experiencia del viaje (el tiempo invertido en el desplazamiento).

En su deriva por el territorio el turista consume paisajes (su imagen tematizada), tiempo y movimiento. Requisitos básicos para su éxito: seguridad, comodidad, efectividad, todo proporcionado por un buen sistema de servicios. El turista debe sentirse protegido en todo momento, bajo unos niveles de confort aceptables, que sus expectativas sean cubiertas en destino. El viajero es aclamado como un “elegido” para recorrer un territorio excepcional cuando lo cierto es que no existe un solo metro cuadrado del planeta que no esté tematizado por el turismo. Todos somos turistas, nadie escapa al influjo del turismo, el viajero de hoy supone una versión tematizada del viajero de antaño. “El viajero, que considera una cuestión de honor distinguirse radicalmente del turista, haciendo de él su antítesis, es en la actualidad el primer promotor del turismo. Creando rutas y nuevas formas de viajar, el viajero deja de ser el héroe solitario del viaje para trabajar para el turismo. Cada itinerario trazado por él es un nuevo circuito. Vanguardia que fue de una civilización, el viajero ya no es más que vanguardia de una industria” (Jean-Didier Urbain) Incluso el evidencia de Urbain se hace hoy inviable, ningún turista de vanguardia puede acceder a un territorio no contaminado por la globalización, el territorio inédito ha desaparecido para siempre, bautizado ya por un congénere suyo, otro pionero de la tematización.

Interpretación

“Actividad educacional que pretende rebelar significados a través del uso de objetos originales, por medio de experiencias de primera mano y de medios ilustrativos, en lugar de simplemente comunicar información basada en hechos” (Freeman Tilden) Para los ‘intérpretes’ cualquier espacio del territorio es susceptible de ser musealizado, incluido el propio territorio. La visita turística se hace interpretación cuando su fin es la educación. El ‘intérprete’ revelará los contenidos de los ‘establecimientos’ (museos, fábricas, parques nacionales) mediatizados siempre por múltiples variables (contexto, institución, etc.), produciendo así una suerte de mistificación de la experiencia.

Vacaciones

Breve lapso temporal anhelado por condensar todas las expectativas frustradas durante el resto del año. La vida normalizada –compuesta de trabajo, estrés, rutina y demás males del mundo contemporáneo- necesita verse alimentada y, al mismo tiempo, suspendida, por una experiencia (temporalmente limitada) capaz de contrabalancear el resto del año. Eso sí, siempre predecibles, las emociones fuertes no deben sobrepasar los límites de confort y seguridad que aseguran las agencias de viaje.

'Urbanalización'

Término con el que Francesc Muñoz designa la homogeneidad morfológica apreciable en espacios diferentes que hace pensar en la construcción clónica por medio de ‘corta y pega'.

Urbanización

En su "Teoría General de la Urbanización", I. Cerdá utiliza este término no sólo para indicar cualquier acto que tienda a agrupar la edificación y a regularizar su funcionamiento en el grupo ya formado, sino también el conjunto de principios, doctrinas y reglas que deben aplicarse, para que la edificación y su agrupamiento, lejos de comprimir, desvirtuar y corromper las facultades físicas, morales e intelectuales del hombre social, sirvan para fomentar su desarrollo y vigor y para acrecentar el bienestar individual, cuya suma forma la felicidad pública.

Originariamente se hablaba de ciudad como zona urbana de forma casi sinónima, en tanto las primeras relaciones de urbanidad convertían automáticamente al individuo en ciudadano. Hoy puede existir una urbanización -que no urbanidad- manifiesta en cualquier zona del territorio, sin conjugarse las relaciones sociales, políticas ni en consecuencia, formales que se garantizaban al vivir en una ciudad.

El contínuo urbano -conceptualizado por Haussmann desde la Modernidad- ha perdurado hasta bien entrado el siglo XX y sobrevive en nuestros dias en su versión más raquítica. "Lo urbano" acaba siendo un adjetivo que avala los servicios mínimos que cualquier trozo de territorio necesita para ser habitable. El proceso urbanizador a través de la disciplina urbanística, acaba siendo un procedimiento altamente tecnificado y reglamentario, que ha operado mediante la zonificación y sus atributos: densidad, aprovechamiento, altura, tipología, etc... Son igualmente urbanas áreas industriales, residenciales; .... periféricas, centrales, litorales;... etc...

Tematización

Modelo de administración del territorio que promueve su conversión en lugar, pero en lugar común, favoreciendo (la legibilidad de) su imagen (su traducibilidad a souvenir). Utiliza a mayor escala los recursos conceptuales, espaciales y temporales inicialmente diseñados para los centros de condensación de ocio y consumo (centros comerciales y parques temáticos) con el fin de exportar su funcionalidad a la experiencia del territorio ‘real’. Antaño la imagen imitaba lo (que se consideraba) real, ahora es la realidad la que se esfuerza por parecerse a la imagen. En un proceso paralelo, antaño eran los parques temáticos los que imitaban a la realidad y ahora es el territorio el que se tematiza, a menudo, tomando como tema su propio pasado (es decir, su propia 'autenticidad'). Ante la imposibilidad de heredarlo de manera orgánica (ya no vamos a misa, ni cultivamos el campo, ni hacemos la matanza) traducimos el patrimonio a imagen (quizá incapaces también de identificarnos simbólicamente con nuestros propios hábitos) y reconstruimos los ritos (procesiones, romerías) con la cuidada puesta en escena propia del parque temático.

“Terrain vague”

Es la forma de la ausencia en la metrópolis contemporánea, áreas abandonadas en edificios obsoletos e improductivos -o cerca de ellos- que Solá Morales (arquitecto por E.T.S.A.B.), valora como ámbitos de libertad lejos de la mirada lucrativa de la sociedad contemporánea. Es una de las cinco categorías –junto con mutaciones, flujos, habitaciones y contenedores- para el análisis de la ciudad, que propone para su modelo de planeamiento.

Tipologías del turismo en Canarias



Turismo de costa, turismo rural, turismo cultural, turismo saludable, turismo romántico, turismo religioso, ecoturismo, turismo de izquierdas, turismo de derechas, turismo de ferias y congresos, turismo de cruceros, turismo de negocios, turismo industrial, turismo urbano, turismo de masas, turismo minoritario, turismo mochilero, turismo sexual, turismo gastronómico, turismo enológico, turismo azul, turismo verde, turismo deportivo, turismo vivencial, turismo voluntario, turismo colectivo, turismo estudiantil, turismo social, astroturismo, turismo subterráneo, turismo activo, aves y turismo, todas las tipologías del turismo contemporáneo tienen cabida en Canarias, en el territorio que alberga las islas: grado cero del paisaje desde el que se imagina su ordenamiento jurídico, político, social, económico, ideológico. Todo se comercializa desde el punto de vista turístico: flora, fauna, tierra, mar y aire que respiramos, las tendencias sexuales y políticas de los seres que la habitan, los emplazamientos por los que discurre la vida y todo el engranaje conceptual derivado (ecología, arqueología, patrimonio).

Turismo

Forma del viajar, habitar y conocer que ofrece la industria del ocio, desvinculada, por ende, de la experiencia.

Turismo textual

Turista potencial consumidor del utillaje turístico (mapas, guías, postales,…) preferentemente de guías y libros de viajes, películas y documentales, que recorre kilómetros de distancia pertrechado en su sillón. Requiere la conformidad previa de la sustitución de la experiencia del viaje por el consumo de imágenes y texto.

Turismo vivencial

Los tour operadores se han especializado en el turismo vivencial en comunidades nativas, durante diez días, a cambio de comida y alojamiento, podrás disfrutar de experiencias únicas e irrepetibles en un pueblo del Amazonas en perfecta comunión con la madre natura y la comunidad de acogida. El turismo vivencial se simultanea con el turismo voluntario. El turista trabaja para la comunidad, es decir, reparará los daños y desperfectos de las infraestructuras turísticas de la zona. Por supuesto el Tercer Mundo se lleva el palmarés del turismo voluntario, un ejemplo entre miles: http://www.wasai.com/voluntarios.htm.

Turismo de guerra

La guerra se ha convertido en un destino turístico envidiable, capaz de suministrar emociones fuertes y aventuras inimaginables. Tour operadores especializados organizan paquetes de viaje con destino a Israel, donde los turistas se entrevistarán con agentes del Mossad, visitarán las zonas en conflicto y asistirán a los juicios de miembros del Hamas. Con razón dice Marc Auge que el turismo es la forma acabada de la guerra. A nadie asustan las visitas guiadas a la embajada de Japón en Lima para ver in situ los recovecos por donde discurrió el asesinato de unas veinte personas entre rehenes y terroristas de Tupac Amaru en 1996. El turismo de la guerra parece alentado por cierta morbosidad histórica, se organizan viajes ex profeso a Polonia para visitar Auschwitz y los campos de exterminio nazi, convertidos hoy en parque temático.

Territorio

Área definida bajo el dominio o control de una persona, animal, organización, institución, administración o estado.
En términos geopolíticos, define el espacio físico dominado por un grupo social. De ahí que –en el periodo histórico en el que el estado nación destaca como entidad geopolítica dominante- designe el sustrato del estado. Intuitivamente entendemos que hace referencia al sustrato físico, pero dado que el estado sin territorio es una entelequia (no tiene ‘donde’ desplegar su misión jurídica o cultural), este fundamento adquiere un valor superior al mero suelo o espacio. Como tal, define las fronteras del estado, es decir, los límites de su jurisdicción (no habría estado sin frontera), pero también el espacio vital de su población y su fuente fundamental de recursos (era un rasgo característico del estado su capacidad de expropiación por causa de utilidad publica).
  • Hoy, el enorme crecimiento de la huella ecológica, el comercio global y la privatización de los recursos ha disociado ambas variables.
Aunque incluye elementos vivos implica siempre una visión humanizada del espacio (incluso o, sobre todo, cuando se protege) en la que la naturaleza desaparece como elemento ignoto o carismático que sobrepuja a la razón.
Dado que es un espacio administrado constituye un sistema, es decir, una red de infraestructuras, construcciones, vías y flujos interconectados incluyendo los aprovechamientos y usos que una sociedad hace sobre el suelo, su organización económica y política.
  • El ‘éxito conceptual’ del paisaje –que le ha robado al territorio su lugar de privilegio en la investigación geográfica- tiene mucho que ver con el interés social, político y económico por superar la percepción preponderantemente administrativa del espacio prestando creciente atención a sus dimensiones simbólicas, estéticas, ética y afectivas. Pero el territorio no está en absoluto exento de estas dimensiones. El territorio es un espacio habitado –que marca tiempos, define hábitos, delimita espacios físicos y mentales, cognitivos y afectivos- a partir de sistemas de representación cultural. Es una construcción social derivada tanto del ejercicio de relaciones de poder como de la ‘productividad maquínica del deseo’ que genera agenciamientos.
El territorio envuelve siempre, al mismo tiempo […], una dimensión simbólica, cultural, a través de una identidad territorial atribuida por los grupos sociales, como forma de ‘control simbólico’ sobre el espacio donde viven (siendo también por tanto una forma de apropiación), y una dimensión más concreta, de carácter político disciplinar: una apropiación y ordenación del espacio como forma de dominio y disciplinamiento de los individuos (Haesbaert, 2004: 93-94).

Turismo de descubrimiento / turismo imposible

El viaje romántico presuponía el descubrimiento de nuevos territorios no hollados aún por el hombre occidental. Selvas intrincadas, una naturaleza desbordante, tipos humanos de lo más pintoresco, el viaje estaba salpicado de mil aventuras. Hoy el viaje de descubrimiento es el turismo imposible. No queda un metro cuadrado del planeta sin tematizar por la industria turística, los touroperadores organizan las actividades de ocio en los parajes más recónditos del mundo, te llevan a las profundidades de la selva amazónica y garantizan todos los percances y eventualidades que sufrían los viejos exploradores, el turista regresa a casa con la percepción de haber conquistado territorios ignotos.

Souvenir

Correlato material de la experiencia del viaje que puede ser coleccionado, almacenado y revisitado mediante un proceso de rememorización de la experiencia vivida. Cabe aquí cualquier ‘objeto viajero’ sin utilidad específica (postales, tickets, pastillas de jabón, folletos publicitarios, diarios de viaje, artículos de lujo, camisetas, una piedra del Teide, una momia guanche, vino de La Geria, miniaturas de las atracciones en forma de saleros y ceniceros) pero repletos de carga emotiva. La ‘vista’ es el Objeto Real, el souvenir su reproducción infinita, la marca y aura de originalidad del objeto en la época de la reproductibilidad turística. El souvenir debe evocar pero nunca suplantar a la ‘vista’. Cada tipología turística reproduce su postal, guía y paquete de souvenirs y cada souvenir revela los hábitos de consumo y motivaciones del turista. Su diferenciación taxonómica sirve de marca y distinción cultural del turista (la reproducción imantada de una obra de Oscar Domínguez que el turista inteligente coloca en su nevera frente a la chola-llavero que compra el guiri).

Incluyamos no solo los recuerdos del viaje sino cualquier objeto coleccionable que funcione en el orden de la rememorización del pasado (una foto de la infancia, la reproducción de un cuadro, el ticket de un concierto). Todo se guarda en la misma caja o se expone en la pared de nuestro cuarto, muro y caja -alegorías de la vida en su discurrir hacia la muerte o de la experiencia muerta y revivida a través del souvenir- unifican lo disperso de nuestra historia vital.

Suelo

Es el nombre que recibe el territorio desde la óptica de su ordenación, diferenciando y regulando los distintos aprovechamientos y usos que le dan los diferentes agentes.

Relieve

Es la fisionomía de la superficie terrestre.

Periferia

Originalmente la periferia se refiere al conjunto de zonas que rodean la ciudad y donde habitualmente se encontraban los asentamientos urbanos de baja calidad, comúnmente llamados suburbios. Actualmente la ciudad las ha sobrevolado para seguir creciendo más allá, resultando un "contínuo urbano" con vacíos indeterminados a la espera de uso. Además, la tormenta de la modernidad desató la "urbanización feliz" que iba a cumplir allí, mejor que en ningún sitio, sus preceptos. Areas de oportunidad a bajo costo des-conectadas de la ciudad real por grandes infaestructuras.

Paisaje

Es la representación cultural de una perspectiva del país a la que se le atribuye valor por sí misma, independientemente de su productividad. Cuando el término paisaje olvida su origen estético ligado al desinterés, se convierte en una categoría utilitaria que la geografía, la ecología, la arquitectura o la política identifica con territorio, geografía, entorno, medio ambiente, ecosistema, naturaleza… con frecuencia para utilizar interesadamente el desinterés para oponer resistencia al consumo de ese bien no renovable que llamamos territorio. En ese horizonte político, el paisaje es el escenario social (el dispositivo de la subjetividad) en el que mis actos adquieren sentido bio.gráfico.
A diferencia de esos otros términos con vocación científica (o teológica) y no estética, el paisaje no se puede conservar ni preservar, ni tampoco convocar como un referente de verdad, sólo se puede re.presentar, poner en práctica (interpretar, actuar) como escenario de una determinada forma de ver o traer a colación para entender los fenómenos que los hacen evolucionar.
Es la trabazón la que hace paisaje, pero la trabazón no está en las cosas, que compiten entre ellas, sino en la mirada (que percibe el equilibrio en la disputa). Es lo que se ve, pero verlo requiere adiestramiento, adiestramiento en la capacidad holística y heurística de la mirada.

"Paisaje cultural"

Sauer habla del paisaje cultural como el resultado de la acción de un grupo social sobre un paisaje natural. Su “geografía cultural” analiza las transformaciones del paisaje natural (en cultural), debido a la acción del ser humano, estudiando la relación cambiante entre hábitos y hábitat. Este binomio Naturlandschaft-Kultlurlandschaft, surge en la geografía alemana de finales del siglo XIX y este autor la desarrolla en E.E.U.U. en Berkeley, a partir de 1925.

Este concepto encuentra silmilitud con el de género de vida que Vidal de La Blache, a la cabeza de la geografía regional francesa, retoma de los planteamientos funcionalistas . El paisaje expresa la relación simbiótica entre las comunidades y su entorno y éste queda marcado por dicha relación. Escoge las regiones como unidad espacial, de características propias y funcionalmente autónomas y el paisaje como ámbito donde se observarán estas características particulares e irrepetibles.

Desde la Convención del Patrimono mundial de UNESCO, distiguen tres tipos:

a) Paisaje definido: claramente definido, creado por el ser humano y asociado a edificios religiosos o monumentos.

b) Paisaje evolucionado orgánicamente: surgido por motivos sociales, económicos, administrativos o religiosos, que evoluciona en relación y como respuesta al marco natural. Este refleja dicho proceso de evolución en su forma y componentes.

c) Paisaje cultural asociativo: que muestra una potente asociación cultural, religiosa o artística con elementos naturales, mas que una clara evidencia física generalmente insignificante o incluso ausente.

Paisajista

Según la Fundación Europea de Arquitectura del Paisaje -EFLA-, "el paisajista planifica y diseña paisajes urbanos y rurales en el tiempo y en el espacio, basándose en las características naturales y en los valores históricos y culturales del lugar. Para conseguir este fin, utiliza técnicas apropiadas y materiales naturales y/o artificiales, guiándose de principios estéticos, funcionales, científicos y de planificación".

En lo concerniente a la formación de un Paisajista, por un lado, incluye conocimientos humanísticos y técnicos y por otro lado, desarrolla las habilidades artísticas y creativas que se le presuponen. Actualmente, el ámbito específico de actuación de los profesionales de la Arquitectura del Paisaje es indefinido. Abarca desde los paisajes urbanos y periurbanos hasta los rurales y naturales, por lo que los proyectos varían considerablemente según la escala de trabajo: desde el diseño de un pequeño jardín, pasando por los proyectos de parques urbanos, hasta la planificación a escala regional.

Paisanaje

Es al paisaje lo que el paisano al país. Al alejarse del país, percibe el paisaje.

Paisano

Habitante del país (no del paisaje). Dado su arraigo (socioeconómico) al territorio (a la labor y la rentabilidad), no es capaz de cobrar la distancia necesaria para observar el paisaje.
En la globalización ya no somos habitantes de un espacio sino de un tiempo, ya no somos paisanos sino coetáneos (nuestros hijos no conocen las canciones de nuestros padres, sino las que cantan chicos de su edad en la otra parte del mundo). El habitante del tiempo en una bienal se siente como en casa se halle donde se halle, el habitante del lugar no se reconoce en una bienal aunque la tenga en casa. Irónicamente, este desarraigo le permite al paisano percibir su propio paisaje.

Parque temático

Características formales del parque temático:

- Señalética: espacios normalizados.
- Itinerarios prefijados que dirigen a los visitantes por el territorio. Las penalizaciones obligan al visitante a transitarlos sin alternativa propia.
- Sistema de mantenimiento y vigilancia (la policía es sutituida por los guardas del parque).
- Folleto publicitario, postal, cartografía, logo, eslogan, guía, souvenir.
- Fronteras geográficas bien delimitados e imposibilidad de transgredirlos (so pena de elevadas multas, así en los espacios tematizados por el cicloturismo en las cercanías del Teide se aplican multas de 700 € caso de escaparte del recorrido estipulado).
- Gestión piramidal: desde el director a la señora de la limpieza se ordenan las distintas funciones de la gestión del parque (administrativos, cocineros, abogados, publicistas, etc., etc.)

Una posible definición de P.T. tras la lectura de El viaje imposible de Marc Augé: la doble cristalización de la representación del espacio turístico: en un primer movimiento la postal, imagen predilecta del P.T., alcanza al turista potencial en su lugar de origen, a su vez la imagen debe ser verificable en el destino turístico. De ahí que el P.T. deba ofrecer una imagen codificada del lugar, manipulada y edulcorada para que el dispositivo funcione, la verificación de la postal en su destino no debe dejar margen de dudas, no puede defraudar al turista.

Cuando muere la actividad humana o mejor dicho su interrelación con el medio natural lo que queda es transformar el territorio en un paisaje cultural, en un paisaje patrimonial o en un parque temático (incluso esos paisajes temáticos se han llegado a gestionar a la manera de un gran parque nacional) los paisajes industriales venidos a menos. Pero Joaquín Sabaté alerta de la diferencia entre lo que es parque patrimonial o paisaje cultural, construido en base a un riguroso uso de la tradición histórica y un parque temático o “teatro de la memoria” dirigido a los turistas. Sin embargo asocia paisaje cultural como estrategia económica (atraer turistas) y elemento identitario cuando no hay nada tan poco identitario como los espacios turísticos. Los paisajes culturales son el objeto de consumo del turismo cultural pero se habla del turista cultural como si no fuera un turista. A pesar de que Sabaté estima la creación de los parques patrimoniales como una reacción a los no lugares propios de la posmodernidad, lo que pretende con su territorio-museo es incentivar turísticamente el territorio, esto es, crear no lugares, razón última de los parques temáticos. A pesar de las flagrantes contradicciones conceptuales del paisaje cultural se pueden establecer diferencias respecto al parque temático del turismo de sol y playa. La interpretación de los valores patrimoniales es la pieza clave de los parques patrimoniales, que se ordenan cronológicamente en base a una narración histórica. Da la receta de un guión temático, de la construcción narrativa de un paisaje cultural (por ejemplo deben rehuirse recorridos históricos extensos), da importancia al recorrido, etc. Otra vez la mirada romántica, el recuerdo, la memoria, la nostalgia de lo que fue y ya no volverá a ser cargan el paisaje de viejos significados históricos reinventados para la ocasión. Se le da valor patrimonial e histórico a un espacio sin contar con sus paisanos, que un día se levantan y sorprendidos comprueban que un catedrático de urbanismo o geografía les ha dado una lección de historia.

Los parques temáticos pueden denominarse escenarios turísticos o sencillamente escenario (MacCannell), diseñado para el espectador que contempla. La escenografía debe traslucir una atmósfera lúdica y divertida, el juego vertebra buena parte de los centros de interpretación de los P.T., la máxima de la tematización es “Aprenda Usted Jugando”.

El P.T. viene definido por una “ambigua ubicuidad” en palabras de Francesc Muñoz, desprovisto de señas identificadoras del territorio que las acoge, capaces de ser replicados por todo el mundo. El turista cultural es consumidor de la imagen de un locus urbano ficticio donde la simulación se traduce en la multiplicación de los parques temáticos que recrean cualquier lugar real o imaginario. “Se puede así calcar las casas típicas de la Boca de Buenos Aires o de Nueva Orleans y replicarlas en cualquier centro comercial del mundo”. De esta manera el Siam Park podría ubicarse en Tenerife o en sus antípodas.



Esta vista aérea del Siam Park es la única vista que en la web alude al territorio circundante, que lo enclava en una hipotética zona costera de Tenerife, de ahí su aterritorialidad.

Francesc Muñoz coincide con Richard Florida en que las zonas urbanas han crecido de forma exponencial en todo el mundo. Muñoz habla del planeta ciudad, Florida se remite a los datos: “En la actualidad, la cifra supera el 50%. En los países desarrollados, tres cuartas partes de la población vive en zonas urbanas” . Para Francesc Muñoz la tematización se convierte en urbanalización en la ciudad, proceso generador del paisaje urbano, de la ciudad genérica de la postmodernidad, tipificada bajo las mismas coordenadas formales, hitos urbanísticos (los mismos edificios de los arquitectos estrella, Jean Nouvel, Herzog & Demeuron, Calatrava) pero ante todo definidas por la homogeneización de las estrategias de gestión en una suerte de banalización de la arquitectura caracterizada por esa ambigua ubicuidad. La ciudad ha comenzado a parecerse peligrosamente a un espacio turístico: “Los espacios turísticos son utilizados como playas de ocio, se establecen programas de seguridad y vigilancia urbana de manera estandarizada, se desarrolla un consumo de la ciudad a tiempo parcial en función de la importancia que llegan a tener las poblaciones temporales y visitantes, se multiplican los barrios residenciales en casas en hileras, extendiéndose de forma clónica en las afueras de los centros urbanos, hacia los cuatro puntos cardinales”. Los centros históricos, focos de atracción del turismo cultural (el turismo inteligente) y los restos patrimoniales de la revolución industrial, generadores del turismo industrial, se clonan incesantemente. Así los elementos decorativos de las ciudades coloniales se repiten por doquier: las calles tapizadas con idéntico adoquinado, los focos de luz colocados estratégicamente en los mismos hitos arquitectónicos. Los frentes marítimos (paisaje urbano portuario) sufren de una estandarización similar. Las casas solariegas de la calle San Agustín han trastocado su valor de uso, la residencia de la burguesía y nobleza isleña despliega una nueva funcionalidad: 1ª planta: tienda Benetton, 2ª planta: estudio de arquitectura. Ya no hay sorpresas para el excursionista cultural. La vanguardia artística debe consagrarse en habitáculos museográficos pensados otra vez por los arquitectos estrella del momento. El arte contemporáneo impone un sello de distinción. Cualquier ciudad que presuma de avanzadilla cultural necesita el cuño que lo testifique: un museo de arte contemporáneo con los invitados de siempre: Van Gogh, Picasso, Kandinsky y alguna gloria local. A nadie sorprende que los paisajes urbanos de todo el orbe desprendan un sospechoso parecido, una ambigua ubicuidad. El indiferentismo espacial se ha extendido asimilando lo rural a lo urbano, la periferia al centro, equiparando ciudades de todos los tamaños y densidades en el planeta ciudad.

Patrimonio

Como legado de la experiencia y el esfuerzo de la comunidad, ya sea material o inmaterial. Un lugar de la memoria.
(J. Sabaté)

País

Se puede asimilar país a territorio y paisaje a la construcción simbólica y cultural del mismo, de forma que país ≠ paisaje, términos ontológicos bien diferenciados. Mediante un proceso de “artealización” (Alain Roger) el país (territorio) se convierte en paisaje, o sea, en un valor eminentemente estético.

El paisaje ha sido hasta el momento tanto la representación como su referente, desdeñando la dualidad y ambigüedad propia de la posmodernidad. El romanticismo llevó al extremo la simbolización. Paisaje para Humboldt es tanto el país como el paisaje. La confusión ha llegado hasta nuestros días de forma sistemática. Se enfrenta a los que estiman el paisaje en un sentido unidireccional, bien como una “ventana científica abierta al mundo” (territorio) o como su apreciación poética y estética. Lo cierto es que son términos difícilmente clasificables. Así el territorio o país para Alain Roger es un ente físico (piedras, tierra, naturaleza física) y para los geógrafos franceses e italianos un “espacio humanizado”.

Percepción

La mirada como origen en la definición de paisaje, es una percepción. Los intangibles no hay que buscarlos en el paraje, lugar, sitio... sino mas bien en el sujeto que mira que lo dota de esas connotaciones estéticas, literarias, estilísticas, románticas, etc...

Poder

Es una función no exclusivamente represiva sino también creadora, generadora: “Lo que hace que el poder agarre, que se le acepte, es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice que no, sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; es preciso considerarlo como una red productiva que atraviesa todo el cuerpo social más que como una instancia negativa que tiene como función reprimir”. (Foucault 77: 182).
El poder no es una potestad que pueda poseerse (y que permita, por lo tanto, identificar a su poseedor), es una relación de fuerzas que se interiorizan y pugnan por dominar a un sujeto cuya actividad vital consiste en ensamblar esas fuerzas que le habitan de forma que le lleven a ocupar una posición distintiva en la red. El poder se convierte así en bio.poder.

Protección

Según el Convenio Europeo del Paisaje, la protección es el conjunto de acciones destinadas a conservar y mantener los rasgos destacados o característicos de un paisaje, justificados por su valor patrimonial, ambiental y económico, que provienen de su configuración natural y/o de la intervención humana.

Orientación

En este mundo ‘progresista’, la acción se produce a un ritmo que fatiga nuestra capacidad de evaluar la pertinencia de este ‘avance’. Por su parte, la desaparición de las figuras de autoridad y el desmontaje de los dogmas idealistas premodernos hace también perentoria la pregunta por el sentido (de la orientación del movimiento) en el desierto del nihilismo. Esta circunstancia daría fin al período artístico marcado por la décimo primera tesis de Marx sobre Feuerbach que prescribía que el filósofo no debía interpretar el mundo sino cambiarlo. Hoy, el cambio tiene menos que ver con la acción que con la conciencia de la necesidad de la detención.
La crisis de la representación nos invita a entender el conocimiento como capacidad de orientación y la propia orientación como una forma de conocimiento y reconocimiento. El arte no representaría lo real ni anticiparía lo posible sino que plantearía una deriva entre lo dado que definiera una orientación relativa. Los actos son una forma de manifestar preferencias, y las preferencias una forma de interpretar nuestra ubicación en un territorio epistemológico que debemos articular mediante asociaciones y disociaciones estratégicas, con visitas guiadas a lugares significativos y significativas ausencias por lugares de paso, describiendo el discurrir y discurriendo sobre la descripción. Siempre sabiendo que nuestra orientación canaliza el flujo del poder.
Durante años, el arte suscribió un compromiso con la emancipación. Ligado al paradigma de la autonomía, hacía relación al ejercicio de la libertad humana liberada de los prejuicios de la tradición (de la que el propio arte se había liberado al mismo tiempo que de sus antiguos comitentes: la iglesia, la nobleza y la realeza). En el contexto del bio.poder, el imaginario de la emancipación y la autonomía se desdibuja y el ejercicio de la conciencia se traduce en sentido de la orientación: un desplazamiento por el plano de lo real en el que más que liberarnos de nuestros condicionantes tratamos de encontrar entre ellos nuestro lugar. Trasmutado el ciudadano en consumidor, el sentido de la orientación hace también referencia al contenido político de la capacidad de elección mediante la alineación (que no alienación) del deseo.

Ocio

Industria encargada de revertir el tiempo libre a la economía productiva o reproductiva. Vincula el bienestar con un sistema de necesidades de cumplimiento compatible y, de ese modo, lo inhabilita como indicador del progreso. Revierte las experiencias a sensaciones y, así, las desliga de la inversión bio.gráfica.

Organización territorial

División administrativa de las competencias de un Estado sobre su territorio.

Nuevo Turismo

El movimiento se ha apoderado de la vida contemporánea, el abaratamiento de los costes de los medios de transporte de larga distancia durante los años ochenta ha multiplicado los destinos turísticos y alentado elevadas dosis de movilidad a todos los estratos sociales. Resulta más económico viajar a una capital europea que a tu ciudad vecina. Los calibradores del desastre ecológico denuncian los efectos devastadores del turismo masivo: desestructuración de las comunidades locales, apropiación de los beneficios por parte de los touroperadores, desgaste de los recursos ecológicos básicos, etcétera, etcétera. Pero el desplazamiento es pieza insustituible de la vida real.

El Nuevo Turismo ha conceptualizado sus categorías afines (turismo propobres, turismo proactivo, turismo responsable) por oposición al turismo de masas (turismo parasitario, turismo no democrático, turismo como consumismo, turismo peligroso) El léxico adolece del mismo efectismo publicitario que la jerga turística institucional. El Tourism Concern (organismo internacional para la denuncia de las prácticas de explotación del turismo) y activistas de izquierda como Pamela Nowicka, han diseñado el Código del Nuevo Turista (CNT):

- Haga el menor número de viajes posible.
- Evite volar siempre que pueda.
- Trate a la población local como a iguales.
- Viaje a pequeña escala y con moderación.
- Evite los viajes organizados, complejos hoteleros, campos de golf.
- Pregunte por el touroperador y las comunidades locales.
- Haga campaña.
- Cuestiónelo todo.

Se supone que el Nuevo Turista alienta un nuevo espíritu inimaginable para el resto de las tipologías turísticas:

- Viaje con espíritu de humildad y con un auténtico deseo de aprender sobre la gente del país anfitrión.
- Sea sensible a los sentimientos de otras personas, evitando un comportamiento ofensivo por su parte.
- Cultive el hábito de escuchar y observar, en lugar de limitarse a oír y ver.
- En lugar de buscar ese paraíso en la playa, descubra el enriquecimiento de ver una forma de vida distinta con otros ojos.

Se aconsejan estancias de dos semanas (el tiempo ideal para la regeneración de la huella ecológica), omisión de los hoteles (preferible el colchón de una casa particular) y el mínimo consumo. Su máxima es “evitar los viajes culpabilidad”, lavar la conciencia, hacer turismo sin remordimientos, sin embargo se ofrecen los mismos recursos que una agencia de viajes convencional: tienda online el utillaje turístico al uso, la segunda edición de la Guía Ética del Viaje y enlaces a compañías de viaje que organizan recorridos alternativos bajo promesa de elevadas dosis de autenticidad y contacto con la comunidad. Solo han logrado tematizar el Tercer Mundo, reconvertir la actividad turística a su imagen y semejanza.

Disciplina

Iconografías de un entorno encorsetado, normalizado. Las imágenes del territorio se vuelven casi científicas. Todo se aplana, se estandariza. El planeamiento, las normativas y las leyes en general, configuran sin ninguna duda la imagen del territorio y en última instancia, la construcción de nuestros paisajes.

No.lugar

Por contraposición a lugar, define un espacio antrópico que no activa procesos de rememoración relevantes o significativos. Es, pues, un espacio funcional y, en ese sentido, de paso, toda vez que el tránsito y la movilidad son emblemas de la funcionalidad contemporánea Esta funcionalidad es fundamentalmente simbólica (pues las grandes superficies están diseñadas para consumir mucho tiempo con la sensación de estar aprovechándolo y en las terminales del aeropuerto se puede estar horas ‘de paso’) y trasmite un desapego que no potencia la responsabilidad.
  • La categoría, fuertemente ideológica, vincula carácter e identidad.
  • La supuesta dificultad que opone al sentido de pertenencia se ve contradicha por el hecho de que las oligarquías locales se asienten en zonas funcionales carentes de carácter y cedan el ‘barrio’ con todo su poder rememorante a comunidades inmigrantes que no guardan memoria del lugar. Al mismo tiempo, los que recorren el espacio con mayor sentido del lugar son los turistas personas de paso que, sin embargo, tratan vivamente de recrear y experimentar la memoria del lugar.

Medio Ambiente

Modelo



En la mayoría de los actos de creación se tiende a definir un modelo (se entiende prototipo) que sintetiza las caracterísitcas del objeto imaginado y en definitiva, cumple a la perfección con las postulaciones de cualquier tesis... El problema aparece cuando este modelo roba el sitio que siempre debe tener "lo otro", lo que es realidad, no es ejemplizante, prototípico, "a imitar". Estamos indefensos ante la oleada reduccionista de la sobremodernidad - surmodernité; Augé, M. - que construye simulacros de nuestro espacio-tiempo presente.

Mientras que el edificio, el cuadro o la pieza escultórica son elementos físicos locales con un campo de acción y afección definidos, el modelo es universal. Y éste no es mas que su imagen -su representación- que sustituirá a lo representado y será definitiva, incluso después de conocerlo in-situ. En oposición a las ideas platónicas sobre la esencia, la apariencia y la imagen, nuestra ocupación es generar una buena
copia -Deleuze- o al menos, un buen simulacro -Baudrillard-.

Nuestros modelos impolutos son tipos de habitar, tipos de opinión, de turismo, de comportamiento, etc...

Megarregión

Apunta Florida los pros y contras de la globalización. Cierto que en materia cultural y artística la globalización ha dinamizado las redes y contactos del mercado artístico. Hasta hace poco el consabido viaje a New York o París era una asignatura obligatoria del artista reputado, hoy en día internet ha reducido los costes de difusión y movilidad del artista, tu obra podrá será reconocida en Ámsterdam o un pueblo remoto de la China continental sin salir de tu casa. Pero “el mundo es plano y puntiagudo al mismo tiempo” , el hecho de que los centros artísticos se hayan emancipado de su inalterabilidad histórica no los exime de convertirse en megarregiones económicas (Florida ha contabilizado un total de 12 en todo el planeta), que abarcan la casi totalidad de la actividad económica del mundo. Identificables en una cartografía del mundo puntiagudo por un área de luz nocturna continua y al menos una ciudad o región metropolitana que la vertebra. La LRP (producción económica actual en cada una de las regiones basadas en la luz) calibra su peso económico. Para que una región económica se alce como megarregión debe superar los 100.000 millones de dólares, cuantificador básico de la LRP. El Gran Tokio o el corredor Bos-Wash son las dos megarregiones más grandes del mundo, allí se reúne el talento, crecimiento e innovación y atraen al personal con mayor talento creativo del mundo. Una solución socorrida a la crisis inmobiliaria según Richard Florida: la concentración de población homosexual y bohemia funciona como imán de mentes abiertas y por tanto de innovación y alza del valor de la vivienda. “El valor de la vivienda en los vecindarios y en las comunidades donde viven artistas, homosexuales y personas bohemias es más elevado. Eso me hace pensar que, ahora, la gente quiere vivir en casas con vistas a un beatnik barbudo, dándole a los bongos mientras fuma un cigarrillo de clavo y cincela una escultura de k.d. lang” (...) “La teoría afirma que las comunidades tolerantes, donde es más probable que vivan homosexuales, fomentan una cultura de creatividad y de mentalidades abiertas, que pueden llevara innovaciones como Google, YouTube o ShirtlessHunksBaggingGroceries.com”.

Mimetización

Estrategia de integración paisajística que consiste en confundir los elementos propios del proyecto con los elementos preexistentes.
(Departament de Política Territorial i Obres Públiques de la Generalitat de Catalunya)

Nación

Léxico turístico

El léxico turístico utiliza vocablos impactantes (así el turista inteligente para referirse al turista cultural), adjetivos (inusual, único, excepcional, etc.) o eslóganes publicitarios de tono apocalíptico para causar una fuerte impresión en el lector (!Las galaxias ya no serán un secreto para usted!). Una sinonimia curiosa es la del canario en el extranjero, que “vende” su tierra con los mismo argumentos, todos aseguramos que el bosque de La Gomera es una reliquia del Terciario, un paraíso natural enclavado entre tres continentes y en nuestros viajes de ida y vuelta a las islas llevamos de regalos souvenirs al uso del turista enológico (vino de la Geria) y gastronómico (mojo picón).

Lugar

Espacio fuertemente antropizado donde los procesos de rememoración activan el pasado como algo «vivido y actualizado más que representado» (Henri Bergson).

La medida

La forma no lo es todo y necesita de la medida. Lo tangible toma importancia cuando al final, la arquitectura toca suelo. Los documentos gráficos aparecen combinados con acotaciones, notas, apoyo lingüístico técnico... Hay un cambio de escala. Se produce una contradicción puesto que es la etapa en la que se está actuando físicamente en el paisaje, pero los documentos gráficos tienden a obviarlo, centrándose en el objeto a construir.

Proyectos virtuales

El espacio virtual se nos presenta como un potencial generador de imágenes o marcos de territorio. Es en sí mismo un “paisaje” característico y autónomo que nos ofrece “paquetes de suelo” expectantes. La web despliega un panorama muy a tener en cuenta, como germen muy activo de las transformaciones que tienen lugar en nuestro territorio. El arquitecto de hoy en día no puede obviar lo que significan los concursos, las bienales de arquitectura... como vía indispensable de comunicación, como industria y sobre todo, como importantes agentes en la invención de nuestros paisajes.

Y así nos expresamos en estos casos. Construcciones virtuales capaces de fabricar un “paisaje” creíble y con infinitas posibilidades. Desde los esquemas que plasman los resultados de un análisis del lugar, hasta las soluciones propuestas expresadas con imágenes atractivas, impactantes, un poco libres...

Postal

Toda imagen turística que aparece no solo en las postales sino en los folletos, web, videos, lanzadas por los organismos turísticos y retratada por nosotros mismos. Un loro de llamativos colores, bailes folklóricos, una cascada saturada de verde, el Roque Nublo a vista de pájaro, captado desde la misma perspectiva y a distintas horas del día, el trinomio Teide-Auditorio-strelitzia repetido hasta la saciedad, captado con las invariantes formales de la imagen postalera: visión panorámica (el primer plano se reserva para flores, bichos y motivos etnológicos), predominio del verde en paisajes rurales y 80% de azul para el resto, asepsia absoluta, ni rastro de nubes… todo conforma la supuesta imagen paradisíaca de Canarias.

Existe un número contado de iconografías postaleras recurrentes en el imaginario turístico de las islas:

- Monumento: natural (drago de Icod), geográfico (Teide) o urbano (torre del Cabrera Pinto).



- Naturaleza antropizada o toda una suerte de paisajes naturales modificados en mayor o menor medida por el hombre. Exceptuando alguna puesta de sol y playa desierta esporádica, el rastro humano o su huella civilizatoria deben permanecer visible o al menos intuida a lo lejos en la forma de una pequeña aldea, paisaje agrario, carretera o sendero. Nunca la naturaleza desbordante excluye al hombre del paisaje.



- Muelle, con playa o sin ella, en primer plano o advertido a lo lejos, es una imagen redundante del postalero canario, que ocupa buena parte de los anaqueles de las tiendas de souvenirs, desprovista de elementos identitarios o identificables como “Canarias”, es decir, la imagen turística de Canarias poco tiene que ver con Canarias y mucho con la estética y representación del propio turismo. Solo el rótulo inferior, parte esencial de la imagen, aclara su procedencia.



- Elementos de devoción religiosa: santos, vírgenes, ermitas y centros de peregrinación con salmo o décima incorporada no han variado a lo largo de los años.



En el doble trayecto del viaje turístico (viaje de ida y vuelta) la postal actúa como señuelo del destino turístico, también como impresión primera del paisaje. Las expectativas del turista potencial, figuradas a través de la postal, deben ser cumplidas en destino.

Hesperilandia



La postal turística contemporánea se ubica en la tesis de la construcción mítica de las islas, en la idealización geográfica de su territorio, las Islas Afortunadas, que traducido a la jerga turística actual, digna del más cínico de los discursos, podríamos llamar Hesperilandia, esa postal o naturaleza complaciente devenida en mito, repetida hasta la saciedad desde que Cairasco de Figueroa la describió en el s.XVI en su famoso poema la Selva de Doramas. Hasta los años treinta del s.XX fue el motivo requerido por los artistas canarios. Lo que Castro Borrego ha llamado la vanguardia en Canarias inauguró una nueva forma de concepción paisajera: el mito de las Islas Afortunadas, radicado durante siglos en el vergel del norte de las islas, se trastocaba en el sur árido de las islas, volcanes y tierras yermas poblaron desde entonces el sentir estético de literatos y artistas.

Pero la exaltación del mito de las afortunadas sigue vivo, presente en la imagen turística contemporánea de Canarias, los imagineros turísticos (Tullio Gatti y compañía) son los encargados de mantener la tesis del mito personificado en la postal.

El boceto


En el proceso creativo arquitectónico, la toma de datos se confunde con las percepciones primigenias. Las primeras ideas dialogan con el lugar y nacen documentos gráficos muy personales.
Desde imágenes con maquetas manuales, fotografías intencionadas y bocetos. Podríamos decir que existe en este punto la conexión con la mirada mas romántica.


Imaginario turístico



El imaginario y conceptualización del turismo se resume en una nube de tags, un dispositivo que ordena conceptos de distinta naturaleza y orden linguísitico heterogéneo. El turismo está lleno de juegos heterotópicos, los “contraespacios” que planeó Foucault, que aglutinan espacios contrapuestos que se organizan sin lógica alguna, generando “un lugar sin lugar”. Así un conjunto de ideas aleatorias (ecología, no lugar, turismo oscuro, identidad, paisaje, arte,…) se unifican en una imagen coherente que verifica el discurso.

Felo Monzón, Platanal, 1948



Si las postales –tal y como señala Beatriz Martín de la Rosa - “muestran lugares que no existen tal y como se representan en la realidad de los destinos” todo el arte se acerca peligrosamente a una postal turística. Las postales evolucionan a merced de las modas estéticas que imponen sus diseñadores. Antaño trajes de magos y plataneras decoraban el escenario del paisaje isleño: lo tópico se correspondía con lo típico. Hoy en día la postalería ha derivado hacia otras acepciones de lo tópico: bosques de laurisilva, las tierras desoladas de Timanfaya o los hitos de la arquitectura y arte contemporáneos (Auditorio o Cueva de los Verdes). Aunque sería llevar la estética de la imagen postalera a su extremo algunos artistas han elaborado cuadros que podrían funcionar como postales o souvenirs. Toda la obra de Felo Monzón en su etapa indigenista, por ejemplo Platanal de 1948, puede ser entendida como una postal de la época en donde el tópico se identifica con lo típico: campesino, platanera,… La postal cosifica la imagen, la convierte en mercancía. Aquí las magas y las plataneras son consumidos por el turista cultural que visita el museo.

Imaginario arquitectónico








Keynesiano-fordismo

Concepción económica ligada a la producción en serie propia del capitalismo militante en el que la racionalidad estaba ligada a la mejora del producto y la productividad y no de la demanda y la flexibilidad. La producción en cadena alienaba al trabajador (especializado) que se veía obligado a desvincular su fuerza de trabajo de su realización personal. Pero como los beneficios empresariales dependían de la capacidad adquisitiva de los trabajadores (el aumento progresivo de los salarios de los trabajadores de la cadena de montaje del Ford T les permitía convertirse en potenciales consumidores del vehículo que fabricaban y en clientes de otros trabajadores indirectos que, en consecuencia, también podían adquirir el utilitario) y de su experiencia (la especialización del trabajador aumentaba la productividad y permitía fabricar un coche accesible para las pequeñas economías) el trabajador disfrutaba de estabilidad laboral, de un horizonte de proyección profesional, de capacidad adquisitiva y de tiempo libre suficientes para realizar su vida fuera del horario laboral. La convicción aristotélico marxista de que el homo faber se realizaba mediante el trabajo derivó hacia la separación burguesa de la esfera privada (la del desarrollo personal) de la pública (la de la adquisición de recursos para invertir en la realización privada). La mentalidad republicana interpretaba que cada trabajador era una pieza esencial del engranaje productivo independientemente de su nivel laboral, por lo que cualquier actividad realizada con profesionalidad no sólo era recompensada con una vida a largo plazo sino con el reconocimiento social a la contribución al funcionamiento del todo.
La deslocalización postindustrial determina que el empresario no dependa de la capacidad adquisitiva de sus trabajadores pues el comercio global permite producir allí donde la mano de obra sea más barata y la legislación fiscal, laboral y medioambiental menos exigente y trasladar el producto hacia los potenciales consumidores. La competitividad de unos productos sin valor de uso que dependen de una demanda cambiante ya no se basa en la optimización productiva mediante la inversión en competencia y experiencia sino en el decrecimiento de los costes laborales y, sobre todo, de los costes de la destrucción de empleo en función de la variabilidad de la demanda. El trabajador no compite mediante su capacidad de producción sino de adaptación a unas circunstancias inestables, no puede, en consecuencia, invertir en narratividad y se ve obligado a adoptar una subjetividad postburguesa.